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EL SUELO
¿Qué es?
El suelo está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos
organismos vegetales y animales, aire y agua. Es una capa delgada que se ha
formado muy lentamente, a través de los siglos, con la desintegración de las
rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el
viento. Los plantas y animales que crecen y mueren dentro y sobre el suelo son
descompuestos por los microorganismos, transformados en materia orgánica y
mezclados con el suelo.
- Los minerales provienen
de la roca madre, que se deshace lentamente. También pueden ser aportados
por el viento y el agua, que los arrastran desde otras zonas erosionadas.
- La materia orgánica es
el producto de la descomposición de vegetales y animales muertos. Puede
almacenar gran cantidad de agua y es rica en minerales.
- Los microorganismos o
pequeños organismos son de dos tipos: los que despedazan la materia
orgánica (insectos y lombrices) y los que la descomponen liberando los
nutrientes (hongos, bacterias). Viven dentro del suelo y, además de
intervenir para que la materia orgánica sea nuevamente utilizada por las
plantas, ayudan a pulverizar las rocas. Lombrices e insectos forman poros
que permiten la aireación, el almacenaje del agua y el crecimiento de las
raíces.
- Agua y aire ocupan los poros,
espacios entre las partículas de suelo que se producen por las
irregularidades de su forma y tamaño. La distribución y tamaño de los
poros es importante. Una excesiva cantidad de poros pequeños origina
suelos compactos, pesados, húmedos y un pobre crecimiento de las raíces.
Demasiados poros grandes forman suelos sueltos que se secan rápidamente.
Cuando más pequeño es el poro, más difícil es para la planta absorber agua
de él.
Los organismos del suelo y las plantas necesitan agua para vivir. Las plantas la utilizan para mantener sus tejidos, transportar nutrientes y realizar la respiración y nutrición. El agua del suelo es absorbida por las raíces y utilizada en el proceso de fotosíntesis. La disolución de minerales y materia orgánica en el agua facilita que sean captados por las plantas.
Cuando el agua del suelo escasea, se detiene el crecimiento de las plantas, que llegan a marchitarse y morir. Un exceso de agua desplaza el aire del suelo. Este es importante porque aporta oxígeno para la respiración de las raíces. Además es la fuente del nitrógeno que transforman las bacterias, haciéndolo aprovechable por las plantas.
En el suelo se multiplican miles de formas de vida, la mayoría
invisibles para nuestros ojos. Una hectárea de tierra fértil puede contener más
de 300 millones de pequeños invertebrados: insectos, arañas, lombrices y otros
animales diminutos. La tierra que cabe en una cuchara puede encerrar un millón
de bacterias, además de cientos de miles de células de levaduras y pequeños
hongos.
Todos las sustancias que forman el suelo son importantes por sí mismas, pero lo fundamental es el equilibrio adecuado entre los diferentes constituyentes.
La materia orgánica y los microorganismos aportan y liberan los nutrientes y unen las partículas minerales entre sí. De esta manera, crean las condiciones para que las plantas respiren, absorban agua y nutrientes y desarrollen sus raíces. Lombrices, bacterias y hongos también producen humus, que es una forma estable de materia orgánica. El humus retiene agua y nutrientes y ayuda a prevenir la erosión.
En resumen, el manejo sostenible del suelo debe estimular la actividad de los microorganismos, manteniendo o aportando una cantidad adecuada de materia orgánica.
Todos las sustancias que forman el suelo son importantes por sí mismas, pero lo fundamental es el equilibrio adecuado entre los diferentes constituyentes.
La materia orgánica y los microorganismos aportan y liberan los nutrientes y unen las partículas minerales entre sí. De esta manera, crean las condiciones para que las plantas respiren, absorban agua y nutrientes y desarrollen sus raíces. Lombrices, bacterias y hongos también producen humus, que es una forma estable de materia orgánica. El humus retiene agua y nutrientes y ayuda a prevenir la erosión.
En resumen, el manejo sostenible del suelo debe estimular la actividad de los microorganismos, manteniendo o aportando una cantidad adecuada de materia orgánica.
¿Cómo se forma?
La formación del suelo es un proceso muy lento: se precisan cientos de
años para que el suelo alcance el espesor mínimo necesario para la mayoría de
los cultivos.
- Al principio, los cambios de
temperatura y el agua comienzan a romper las rocas: el calor del sol las
agrieta, el agua se filtra entre las grietas y con el frío de la noche se
congela. Sabemos que el hielo ocupa más lugar que el agua, y esto hace que
las rocas reciban más presión y se quiebren. Poco a poco se pulverizan y
son arrastradas por las lluvias y el viento. Cuando la superficie es en
pendiente, este sedimento se deposita en las zonas bajas.
- Luego aparecen las pequeñas
plantas y musgos que crecen metiendo sus raíces entre las grietas. Cuando
mueren y se pudren incorporan al suelo materia orgánica que es algo ácida
y ayuda a corroer las piedras.
- Se multiplican los pequeños
organismos (lombrices, insectos, hongos, bacterias) que despedazan y
transforman la vegetación y los animales que mueren, recuperando minerales
que enriquecen el suelo. Este suelo, así enriquecido, tiene mejor
estructura y mayor porosidad. Permite que crezcan plantas más grandes, que
producen sombra y dan protección y alimento a una variedad mayor aún de
plantas y animales.
¿Cuáles son sus características?
Las características de cada suelo dependen de varios factores. Los más
importantes son el tipo de roca que los originó, su antigüedad, el relieve, el
clima, la vegetación y los animales que viven en él, además de las
modificaciones causadas por la actividad humana.
- El tamaño de las partículas
minerales que forman el suelo determina sus propiedades físicas:
textura, estructura, capacidad de drenaje del agua, aireación.
Los gránulos son más grandes en los suelos arenosos. Estos son sueltos y se trabajan con facilidad, pero los surcos se desmoronan y el agua se infiltra rápidamente. Tienen pocas reservas de nutrientes aprovechables por las plantas.
Los suelos limosos tienen gránulos de tamaño intermedio, son pesados y con pocos nutrientes.
Los suelos arcillosos están formados por partículas muy pequeñas. Son pesados, no drenan ni se desecan fácilmente y contienen buenas reserva de nutrientes. Al secarse se endurecen y forman terrones. Son fértiles, pero difíciles de trabajar cuando están muy secos.
Los suelos francos son
mezclas de arena, limo y arcilla. Son fértiles y al secarse forman pequeños
terrones que se deshacen. Un suelo con una composición equilibrada de cada
mineral es un suelo agrícola fácil de trabajar y con buenas reservas de
nutrientes. Mantiene la humedad a pesar de drenar libremente.
Cuando los poros entre las partículas de suelo son muy pequeños, se favorece la retención de agua y el encharcamiento. La presencia de materia orgánica permite que el agua se impregne e infiltre lentamente, logrando así que las raíces la aprovechen mejor. A su vez, la presencia de materia orgánica permite limitar la pérdida de nutrientes y facilita que sean captados por las plantas.
Cuando los poros entre las partículas de suelo son muy pequeños, se favorece la retención de agua y el encharcamiento. La presencia de materia orgánica permite que el agua se impregne e infiltre lentamente, logrando así que las raíces la aprovechen mejor. A su vez, la presencia de materia orgánica permite limitar la pérdida de nutrientes y facilita que sean captados por las plantas.
Los suelos no tienen una estructura
uniforme: están constituidos por capas que se diferencian por el tamaño y
composición de las partículas. La capa superficial es más compacta, se seca con
rapidez y está poblada por pocos organismos, especialmente lombrices. Por
debajo de ella, está el humus, donde se acumulan microorganismos y nutrientes.
- Las propiedades
químicas del suelo dependen de la proporción de los
distintos minerales y sustancias orgánicas que lo componen. El contenido
de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio debe ser abundante y
equilibrado. La materia orgánica siempre contiene carbono, oxígeno e
hidrógeno, además de otros elementos. Al despedazar y descomponer las
plantas y animales muertos, los microorganismos liberan los nutrientes
permitiendo que puedan ser utilizados nuevamente.
Las propiedades físicas y químicas del
suelo, unidas a los factores climáticos, determinan los vegetales y animales
que pueden desarrollarse y la forma en que se debe cultivar la tierra.
La fertilidad
Sabemos que para crecer las plantas
precisan agua y determinados minerales. Los absorben del suelo por medio de sus
raíces. Un suelo es fértil cuando tiene los nutrientesnecesarios,
es decir, las sustancias indispensables para que las plantas se desarrollen
bien.
Las plantas consiguen del aire y del agua algunos elementos que necesitan, como el carbono, el hidrógeno y el oxígeno. Otros nutrientes esenciales están en el suelo: aquellos que los vegetales requieren en grandes cantidades se llaman nutrientes principales. Son el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio y el magnesio. Proceden de las rocas que dieron origen al suelo y de la materia orgánica descompuesta por los microorganismos. Los nutrientes deben estar siempre presentes en las cantidades y proporciones adecuadas.
Las plantas consiguen del aire y del agua algunos elementos que necesitan, como el carbono, el hidrógeno y el oxígeno. Otros nutrientes esenciales están en el suelo: aquellos que los vegetales requieren en grandes cantidades se llaman nutrientes principales. Son el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio y el magnesio. Proceden de las rocas que dieron origen al suelo y de la materia orgánica descompuesta por los microorganismos. Los nutrientes deben estar siempre presentes en las cantidades y proporciones adecuadas.
- su consistencia y
profundidad permiten un buen desarrollo y fijación de las raíces.
- contiene los nutrientes que
la vegetación necesita.
- es capaz de absorber y
retener el agua, conservándola disponible para que las plantas la
utilicen.
- está suficientemente
aireado.
- no contiene sustancias
tóxicas.
Los suelos naturalmente cubiertos de
vegetación conservan su fertilidad. Un ejemplo es el bosque: las raíces de los
árboles sujetan la tierra, el follaje de las copas suaviza el impacto de la
lluvia y la fuerza del viento. Las hojas secas que caen (hojarasca), junto con
los animales muertos y sus excrementos, se pudren y son descompuestas por los
microorganismos, formando humus. El humus es un abono orgánico que
enriquece el suelo, aumenta la porosidad superficial, absorbe el agua
lentamente y la retiene. Así, el suelo permanece húmedo por más tiempo, el agua
no se escurre por su superficie y no se produce arrastre de tierra.
La sombra de los árboles permite el desarrollo de otras especies vegetales que no pueden crecer a pleno sol, como los helechos, orquídeas, musgos y líquenes. Diversos insectos y pájaros se alimentan de sus frutos y ayudan a la multiplicación de las plantas colaborando en la polinización de las flores y en la diseminación de las semillas.
También protegen el suelo las praderas de pastos bajos y tupidos: las gotas de lluvia y los vientos llegan al suelo a través de las hojas que atenúan su impacto y la tierra se mantiene entre sus raíces entrelazadas. El suelo es rico en humus debido al constante aporte de materia orgánica.
La sombra de los árboles permite el desarrollo de otras especies vegetales que no pueden crecer a pleno sol, como los helechos, orquídeas, musgos y líquenes. Diversos insectos y pájaros se alimentan de sus frutos y ayudan a la multiplicación de las plantas colaborando en la polinización de las flores y en la diseminación de las semillas.
También protegen el suelo las praderas de pastos bajos y tupidos: las gotas de lluvia y los vientos llegan al suelo a través de las hojas que atenúan su impacto y la tierra se mantiene entre sus raíces entrelazadas. El suelo es rico en humus debido al constante aporte de materia orgánica.
Los terrenos cultivados gastan
lentamente sus nutrientes y están más expuestos a la pérdida de suelo. El suelo
arado opone menos resistencia a ser arrastrado por el agua y el viento. La
erosión se intensifica en terrenos en pendiente y no protegidos por cortinas
rompevientos y setos vivos, formados por árboles y arbustos.
Además, el producto de la cosecha se usa como alimento o como materia prima para algunas industrias y no regresa al suelo para enriquecerlo. Si no actuamos para reponer la fertilidad perdida, después de varios años de cultivo continuo la tierra se agota. Por eso debemos cuidar el suelo que cultivamos, incorporando abono y materia orgánica.
Además, el producto de la cosecha se usa como alimento o como materia prima para algunas industrias y no regresa al suelo para enriquecerlo. Si no actuamos para reponer la fertilidad perdida, después de varios años de cultivo continuo la tierra se agota. Por eso debemos cuidar el suelo que cultivamos, incorporando abono y materia orgánica.
Si queremos sostener nuestro
productividad, base de nuestro desarrollo, debemos proteger el suelo. Su degradación
tiene numerosas causas, pero las que agotan rápidamente la tierra son la
erosión, la contaminación, la sobreexplotación de los pastos y la destrucción
de los bosques.
La erosión
El suelo que utilizamos para la
agricultura es una capa delgada que descansa sobre una base de rocas. Esta capa
necesitó muchos siglos para formarse, pero puede ser destruida en pocos años si
no se la usa con cuidado. Los suelos que se originan a partir de la roca madre
crecen un centímetro en un período que puede durar varios cientos de años. Sin
embargo, los terrenos pueden degradarse con rapidez, volviéndose estériles.
Además, sólo el 12% de la superficie de la tierra es fácilmente cultivable. Son más abundantes las zonas difíciles de trabajar. Los obstáculos posibles son varios: sequía por falta de lluvia, temperaturas muy bajas, suelos no fértiles por carencia de nutrientes minerales o por contener exceso de sal, terrenos siempre cubiertos de nieve o hielo o con pendiente muy acentuada.
Varios peligros amenazan el suelo: la pérdida de fertilidad, la contaminación y la desaparición del suelo mismo debido a la erosión. Muchas veces la pérdida de fertilidad o la contaminación acaban con la vegetación y el suelo desprotegido se erosiona rápidamente. Así, estos efectos se producen en la misma zona, uno después de otro.
Además, sólo el 12% de la superficie de la tierra es fácilmente cultivable. Son más abundantes las zonas difíciles de trabajar. Los obstáculos posibles son varios: sequía por falta de lluvia, temperaturas muy bajas, suelos no fértiles por carencia de nutrientes minerales o por contener exceso de sal, terrenos siempre cubiertos de nieve o hielo o con pendiente muy acentuada.
Varios peligros amenazan el suelo: la pérdida de fertilidad, la contaminación y la desaparición del suelo mismo debido a la erosión. Muchas veces la pérdida de fertilidad o la contaminación acaban con la vegetación y el suelo desprotegido se erosiona rápidamente. Así, estos efectos se producen en la misma zona, uno después de otro.
La pérdida de fertilidad y la
contaminación se deben a cambios en la composición del suelo. Sabemos
que para crecer la vegetación necesita nutrientes de los que se alimenta. Y que
existen sustancias que son tóxicas para las plantas, que actúan como verdaderos
venenos.
- Las plantas absorben por
las raíces determinados elementos, imprescindibles para su desarrollo,
especialmente nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio y calcio. Estos
minerales se reducen con los cultivos. Si no son reemplazados con el
agregado de abono y materia orgánica, la fertilidad del suelo disminuye
hasta agotarse.
- La contaminación es otra
forma de deterioro del suelo debida a sustancias químicas dañinas para la
vegetación, los animales o para la salud humana. Puede estar causada por
el agua de riego contaminada por letrinas y pozos negros o por desechos
mineros o industriales. También contaminan ciertos insecticidas y
herbicidas, que destruyen especies no nocivas e incluso perjudican la
salud de las personas.
Se llama erosión al
desgaste, arrastre y pérdida de partículas de suelo. Se produce por acción del
agua y del viento sobre zonas no protegidas:
- Las gotas de lluvia caen
con fuerza sobre el suelo deshaciendo progresivamente su estructura. El
agua, al escurrirse, quita partículas y nutrientes al suelo y los
transporta a las zonas bajas. Los arroyos y ríos arrancan la tierra de
las riberas. El material arrastrado se sedimenta y rellena cauces y
embalses, aumentando la probabilidad de inundaciones.
- El viento también arrastra
partículas de tierra fértil, especialmente cuando está recién removida o
en los períodos de sequía, produciendo en algunos lugares verdaderas
tormentas de polvo.
El suelo se mantiene debido a la capa
de vegetación que lo cubre. Las hojas atenúan el impacto de la lluvia, del
calor del sol y de los vientos fuertes sobre el suelo y las raíces ayudan a
sostenerlo. El follaje que cae forma una capa de protección, y contribuye a la
formación del humus.
Al disminuir la vegetación, disminuye el aporte de materia orgánica y la densidad de las raíces que ayudan a sujetar el suelo. Desciende la actividad de los microorganismos y el suelo pierde fertilidad. Asimismo, pierde porosidad y estructura, haciéndose más erosionable.
En resumen, cuando el suelo se empobrece y se reduce la vegetación que crece en él y ayuda a fijarlo, aumenta la erosión causada por la lluvia y el viento.
Otras causas que aceleran la erosión son la destrucción de los bosques, la labranza inapropiada y el pisoteo excesivo del ganado sobre un suelo limitado (sobrepastoreo).
El arrastre de la capa fértil es mayor con las lluvias intensas y en las laderas no protegidas. El agua no alcanza a infiltrarse y fluye por la superficie cargada de partículas de tierra. Luego se concentra en chorros que cavan surcos de pocos centímetros de profundidad, en los que el líquido corre a mayor velocidad. En esta etapa la erosión ya causa graves daños, pero puede ser detenida con barreras de piedras, cultivando en andenes perpendiculares a la pendiente, sembrando pastos que cubran el suelo y construyendo zanjas de escurrimiento.
Si no se toman medidas adecuadas, los regueros se unen, aumenta su caudal y cavan barrancos que se desmoronan. La tierra es arrastrada y se forman socavones o cárcavas. La situación es muy grave y no sólo hay que detener el agua en la parte superior, sino que es necesario proteger el suelo que todavía queda en los bordes del barranco, sembrando hierbas, arbustos y árboles para que sujeten el terreno con sus raíces.
Cuando la erosión avanza, el terreno queda surcado por cárcavas y desaparece la capa fértil. En las zonas bajas aumentan las inundaciones. La tierra transportada es lavada de sus nutrientes y mezclada con pequeñas piedras. Este sedimento recubre con una capa estéril las tierras de los valles, perjudicando los cultivos.
Al disminuir la vegetación, disminuye el aporte de materia orgánica y la densidad de las raíces que ayudan a sujetar el suelo. Desciende la actividad de los microorganismos y el suelo pierde fertilidad. Asimismo, pierde porosidad y estructura, haciéndose más erosionable.
En resumen, cuando el suelo se empobrece y se reduce la vegetación que crece en él y ayuda a fijarlo, aumenta la erosión causada por la lluvia y el viento.
Otras causas que aceleran la erosión son la destrucción de los bosques, la labranza inapropiada y el pisoteo excesivo del ganado sobre un suelo limitado (sobrepastoreo).
El arrastre de la capa fértil es mayor con las lluvias intensas y en las laderas no protegidas. El agua no alcanza a infiltrarse y fluye por la superficie cargada de partículas de tierra. Luego se concentra en chorros que cavan surcos de pocos centímetros de profundidad, en los que el líquido corre a mayor velocidad. En esta etapa la erosión ya causa graves daños, pero puede ser detenida con barreras de piedras, cultivando en andenes perpendiculares a la pendiente, sembrando pastos que cubran el suelo y construyendo zanjas de escurrimiento.
Si no se toman medidas adecuadas, los regueros se unen, aumenta su caudal y cavan barrancos que se desmoronan. La tierra es arrastrada y se forman socavones o cárcavas. La situación es muy grave y no sólo hay que detener el agua en la parte superior, sino que es necesario proteger el suelo que todavía queda en los bordes del barranco, sembrando hierbas, arbustos y árboles para que sujeten el terreno con sus raíces.
Cuando la erosión avanza, el terreno queda surcado por cárcavas y desaparece la capa fértil. En las zonas bajas aumentan las inundaciones. La tierra transportada es lavada de sus nutrientes y mezclada con pequeñas piedras. Este sedimento recubre con una capa estéril las tierras de los valles, perjudicando los cultivos.
¿Qué debemos hacer para conservar el suelo y mantener su fertilidad?
La cantidad de tierra que disponemos
para cultivar es escasa y debe ser usada cuidadosamente y aplicando medidas de
conservación apropiadas.
Un adecuado manejo del suelo ayuda a mantenerlo, restaurarlo y a mejorar su calidad. Para asegurarnos buenas cosechas durante muchos años, es importante que sepamos qué es y cómo se produce la erosión. Además, debemos conocer y utilizar técnicas de cultivo que eviten la pérdida de suelo y conserven su fertilidad.
Los métodos usados para prevenir la erosión ayudan a sujetar el suelo, reduciendo el impacto del agua y del viento para evitar que lo arrastre. La pérdida de la fertilidad se combate reponiendo en el suelo los nutrientes y la materia orgánica que los cultivos y la misma erosión se llevan.
La pérdida de suelo es más intensa en zonas en pendiente porque en ellas el agua corre con más fuerza.
Para impedir que el agua y el viento se lleven partículas de tierra, podemos usar algunas técnicas que son muy eficaces a pesar de su sencillez. Se trata de prácticas para conservar el suelo y el agua.
Un adecuado manejo del suelo ayuda a mantenerlo, restaurarlo y a mejorar su calidad. Para asegurarnos buenas cosechas durante muchos años, es importante que sepamos qué es y cómo se produce la erosión. Además, debemos conocer y utilizar técnicas de cultivo que eviten la pérdida de suelo y conserven su fertilidad.
Los métodos usados para prevenir la erosión ayudan a sujetar el suelo, reduciendo el impacto del agua y del viento para evitar que lo arrastre. La pérdida de la fertilidad se combate reponiendo en el suelo los nutrientes y la materia orgánica que los cultivos y la misma erosión se llevan.
La pérdida de suelo es más intensa en zonas en pendiente porque en ellas el agua corre con más fuerza.
Para impedir que el agua y el viento se lleven partículas de tierra, podemos usar algunas técnicas que son muy eficaces a pesar de su sencillez. Se trata de prácticas para conservar el suelo y el agua.
- Cuando cultivamos suelos de
laderas, hay que realizar las operaciones de cultivo en sentido
perpendicular a la pendiente o en curvas de nivel. De esta
manera, cada surco actúa como una barrera que frena el movimiento del
agua. Al disminuir la escorrentía superficial, la capa fértil no es
arrastrada. Además, lograremos un mayor aprovechamiento del agua que
aumenta su penetración al correr más lentamente.
- La cobertura
vegetal (pastos tupidos, residuos de cosecha), además de
enriquecer el suelo, ayuda a protegerlo contra la erosión, especialmente
en la época de lluvias. En la época de sequía, evita que el suelo se
reseque, al disminuir la pérdida de agua por evaporación. Es posible
sembrar cultivos de cobertura entre un ciclo agrícola y otro.
Asimismo, la utilización del rastrojo como cobertura ayuda a controlar las malezas y aumenta la materia orgánica y la fertilidad. - Para defender al suelo de
la erosión provocada por el viento y la lluvia es necesario usar barreras.
Pueden ser barreras vivas, formadas por franjas de
árboles y arbustos de hojas perennes y crecimiento denso, transversales a
la dirección del viento y a la pendiente del terreno. También es útil construir
barreras hechas con piedras para evitar que el agua se escurra
rápidamente y arrastre partículas de suelo. La tierra retenida se acumula
y es excelente para agregarla a los cultivos.
- Las zanjas y acequias
permiten capturar el agua de escorrentía, que puede ser acumulada allí (surcos
de infiltración), o puede ser llevada fuera del terreno (zanjas de
drenaje y canales de desviación) hacia tanques para almacenarla.
- Las terrazas o
andenes: hay terrenos de pendiente muy acentuada, y en ellos la construcción
de terrazas ayuda a que el agua se absorba, evitando que arrastre el
suelo y lo erosione. Además se obtienen superficies planas y más
profundas, lo que permite sembrar diversos cultivos. Pueden construirse
pequeñas terrazas individuales y circulares, en las que se planta,
generalmente, un frutal.
- La labranza mínima limita
la roturación del suelo a los surcos donde se va a sembrar. El resto del
terreno queda sin tocar. Este tipo de labranza permite mantener la
estructura del suelo, disminuyendo el arrastre ocasionado por la lluvia y
el viento.
- El control de
cárcavas: las cárcavas son zanjas causadas por el agua, que socava el
suelo y se lo lleva. Dificultan la agricultura y tienden a agrandarse,
aumentando la erosión y los desmoronamientos de tierra. Para
controlarlas, hay que detener el flujo de agua que las forma. Después hay
que intentar su recuperación, construyendo muros de piedras dentro de la
cárcava para que se acumule tierra. También se pueden sembrar barreras
vivas, por ejemplo, pastos. Para fijar sus bordes, se plantan árboles.
- Es importante evitar
el sobrepastoreo. Cuando se concentra el ganado, el
pisoteo constante compacta el suelo. Al alimentarse selectivamente de los
pastos que prefieren, estos desaparecen poco a poco.
La conservación de la
fertilidad se consigue reponiendo en el suelo los nutrientes y la
materia orgánica que los cultivos y la erosión se llevan.
- Prácticas que ayudan a
conservar la fertilidad son la rotación de cultivos y
los cultivos asociados.
Rotar los cultivos es sembrar diferentes cultivos en un mismo terreno, durante años sucesivos. Cada especie utiliza con mayor intensidad nutrientes diversos y sus raíces llegan a distinta profundidad. Así, mientras un cultivo utiliza ciertos nutrientes, se están regenerando los nutrientes que tomó la cosecha anterior. Esta rotación ayuda también a disminuir las plagas, ya que al año siguiente no encuentran los vegetales que atacan específicamente.
La asociación de cultivos es la siembra de diferentes especies vegetales en un mismo año.
Ejemplo: Si se siembra maíz, frijol y
calabaza:
- Cada cultivo absorbe los
nutrientes que necesita sin competir con los otros.
- El maíz sirve de apoyo
para que trepe el frijol.
- El frijol, que es una
leguminosa, fija el nitrógeno, enriqueciendo el suelo.
- La calabaza da sombra al
suelo, conserva la humedad y evita que crezcan las hierbas.
- Reposición de materia
orgánica.
Esta reposición puede ser natural, cuando se deja descansar el suelo y se
espera que crezca nuevamente la vegetación. Pero también es posible
enriquecerlo usando composte, agregando estiércol de los
animales o enterrando los restos de las cosechas. Otra posibilidad es
usar abonos verdes, como el chocho o tarwi, cultivos que no
se recogerán porque sirven para nutrir los suelos. Se entierran en la
época de floración, que es cuando acumulan la mayor cantidad de
nutrientes.
La materia orgánica del suelo no sólo lo enriquece de nutrientes, también lo hacen más esponjoso, lo que permite que retenga la humedad y esté mejor aireado. - Plantación de leguminosas: algunas plantas como el
frijol, el garbanzo, las habas, la alfalfa, el trébol, la soya y las
acacias tienen en sus raíces nódulos con bacterias que toman el nitrógeno
del aire y lo fijan en el suelo. De esta manera, el nitrógeno es utilizado
como nutriente por otras especies.
- Los fertilizantes
minerales pueden ser usados pero siempre con moderación y
precaución al aplicarlos. Es necesario conocer previamente qué mineral
falta en el suelo y agregarlo en las proporciones necesarias para las plantas
que deseamos cultivar. Si se usan en exceso pueden dañar los cultivos y
matar a los microorganismos del suelo.
Debemos recordar que son compuestos químicos que tienen los nutrientes necesarios para las plantas, pero no mejoran la calidad del suelo porque no contienen materia orgánica, como los abonos verdes, el composte y el estiércol.
Cuando la erosión es muy avanzada es
necesario encontrar soluciones que abarquen la cuenca en su totalidad. El agua
debe ser detenida en las zonas donde cae, porque la pendiente contribuye a que
aumente su fuerza y velocidad y destruya las obras de protección.
Contaminación del suelo: causas, consecuencias y solucionesContaminación suelo
La contaminación del suelo supone la alteración de la superficie
terrestre con sustancias químicas que resultan perjudiciales para la vida en
distinta medida, poniendo en peligro los ecosistemas y también nuestra salud.
Esta alteración de la calidad de la tierra puede obedecer a
muy diferentes causas, y del mismo modo sus consecuencias provocan serios
problemas de salubridad que afectan gravemente a la flora, fauna o a la salud
humana a lo largo del tiempo.
Lo hacen, por ejemplo, a través de la agricultura o
afectando al equilibrio del ecosistema, polucionando el agua potable o el agua
de riego, ya sea por entrar en contacto con estos lugares o por el simple hecho
de que proceda de ellos. Lamentablemente, no siempre puede solucionarse el
problema, y en ocasiones sólo se recupera parcialmente, con la consiguientedegradación
del área.
Causas de la contaminación
El contacto con el área polucionada no siempre es directo.
Es lo que ocurre cuando se entierran sustancias tóxicas bajo el suelo y éstas
acaba contaminando aguas subterráneas que luego se utilizan para regar, para
beber o acaban intoxicándonos a través de la cadena alimentaria o trófica, al
comer pescado, aves o cualquier otro animal contaminado.
El almacenamiento incorrecto de residuos, su vertido
intencionado o accidental, la acumulación de basuras en su superficie o el
enterramiento de los mismos, así como fugas en tanques superficiales o
subterráneos por averías o infraestructuras deficientes son algunas de sus
principales causas.
Sin embargo, la lista es mucho más larga. Podemos citar
otras causas no menos importantes, como las fugas radiactivas, el uso intensivo
de pesticidas o abonos químicos, la minería, las actividades de la industria
química, los metales pesados que vomita el tubo de escape del tráfico rodado y
las chimeneas de la industria, los materiales de construcción , – sobre todo
por la escorrentía del agua que disemina los productos nocivos-, el
alcantarillado antiguo en mal estado o, sin ir más lejos, la misma lluvia
ácida.
Contami
Contaminación por la industria petrolera
La contaminación por petróleo se produce por su liberación
accidental o intencionada en el
ambiente, provocando efectos adversos sobre el hombre o sobre el medio,
directa o indirectamente.
La contaminación involucra todas las operaciones
relacionadas con la explotación y transporte de hidrocarburos, que conducen
inevitablemente al deterioro gradual del ambiente. Afecta en forma directa al
suelo, agua, aire, y a la fauna y la flora.
Efectos sobre el suelo: las zonas ocupadas por pozos,
baterías, playas de maniobra, piletas de purga, ductos y red caminera
comprometen una gran superficie del terreno que resulta degradada.
Esto se debe al desmalezado y alisado del terreno y al
desplazamiento y operación de equipos pesados. Por otro lado los derrames de
petróleo y los desechos producen una alteración del sustrato original en que se
implantan las especies vegetales dejando suelos inutilizables durante años.
Efectos sobre el agua: en las aguas superficiales el vertido
de petróleo u otros desechos produce disminución del contenido de oxígeno,
aportede sólidos y de sustancias orgánicas e inorgánicas.
En el caso de las aguas subterráneas, el mayor deterioro se
manifiesta en un aumento de la salinidad, por contaminación de las napas con el
agua de producción de petróleo de alto contenido salino.
Efectos sobre el aire: por lo general, conjuntamente con el
petróleo producido se encuentra gas natural. La captación del gas está
determinada por la relación gas/petróleo, si este valor es alto, el gas es
captado y si es bajo, es venteado y/o quemado por medio de antorchas.
El gas natural está formado por hidrocarburos livianos y
puede contener dióxido de carbono, monóxido de carbono y ácido sulfhídrico. Si
el gas producido contiene estos gases,
se quema. Si el gas producido es dióxido de carbono, se lo ventea. Si
bien existen reglamentaciones, el venteo y la quema de gases contaminan
extensas zonas en la dirección de los vientos.
Efectos sobre la flora y la fauna: la fijación de las
pasturas depende de la presencia de arbustos y matorrales, que son los más
afectados por la contaminación con hidrocarburos. A su vez estos matorrales
proveen refugio y alimento a la fauna adaptada a ese ambiente. Dentro de la
fauna, las aves son las más afectadas, por contacto directo con los cuerpos de
agua o vegetación contaminada, o por envenenamiento por ingestión. El efecto
sobre las aves puede ser letal.
Si la zona de explotación es costera o mar adentro el
derrame de hidrocarburos produce daños irreversibles sobre la fauna marina.
Efectos del transporte de petróleo: el transporte de
hidrocarburos es el que ha producido los mayores accidentes con graves
consecuencias ecológicas.
Alternativas
Implementar programas que permitan :
La sustitución
paulatina y controlada de las técnicas perjudiciales utilizadas en la
industria petrolera por nuevas técnicas que no degraden el ambiente.
La reglamentación del uso del suelo.
nación por la industria petrolera
DEFINICIÓN DE CONTAMINACIÓN POR BASURA
La contaminación por basura es aquella que implica daños al suelo,
aire y agua por la acumulación de residuos no deseados. Se considera que la
basura está conformada por desechos depositados de forma incorrecta y concentra
tanto residuos sólidos, como líquidos.
La generación de basura es una consecuencia inevitable de
las actividades humanas, pero desafortunadamente toda basura provoca impactos
negativos medioambientales, y en general, puede contaminar cualquier entorno de
cualquier ámbito: hogares, oficinas, fábricas… En la actualidad, los seres
humanos están plagados de residuos peligrosos.
La cantidad y el tipo de basura depende de cada región o
país, pero el consumismo y el número de habitantes están relacionados con la
cantidad de basura que se genera, por lo que la coLos minerales que componen el
suelo pueden ser tan variados como lo sea la naturaleza de las rocas sobre las
que se implanta. No obstante, hay una tendencia general de la mineralogía del
suelo hacia la formación de fases minerales que sean estables en las
condiciones termodinámicas del mismo, lo cual está condicionado por un lado por
el factor composicional, y por otro por el climático, que condiciona la
temperatura, la pluviosidad, y la composición de las fases líquida y gaseosa en
contacto con el suelo.
Los minerales del suelo pueden ser de dos tipos: 1)
heredados, es decir, procedentes de la roca-sustrato que se altera para dar el
suelo, que serán minerales estables en condiciones atmosféricas, resistentes a
la alteración físico-química; y 2) formados durante el proceso edafológico por
alteración de los minerales de la roca-sustrato que no sean estables en estas
condiciones. Los más importantes, y los condicionantes para su presencia en el
suelo serían los siguientes:
ü Cuarzo. Es un
mineral muy común en los suelos, debido a: 1) su abundancia natural en la mayor
parte de las rocas; y 2) su resistencia al ataque químico. El cuarzo confiere
al suelo buena parte de su porosidad, debido a que suele estar en forma de
granos más o menos gruesos, lo que permite el desarrollo de la porosidad
intergranular. Además, es un componente muy inerte, muy poco reactivo, del
suelo. Suele encontrase en suelos poco estructurados de textura arenosa.ntaminación
se convierte en un problema mayor.
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